lunes, marzo 22, 2010

Al rescate

Cuando uno está peligrosamente acostumbrada a uno mismo, aparece alguien para recordar que el encuentro con el otro, a veces, puede ser incluso más satisfactorio. A veces el rescate tiene rostro de claudias, damianas y noeles. Llega en interminables charlas de fines de semanas, regadas de risas, comida casera y vino. Otras veces, tiene rostro de varón de hermosa sonrisa y hermosos ojos y llega en interminables caricias y la calidez de un cuerpo humano abrazado a otro  en un domingo lluvioso de comienzo de otoño.

4 comentarios:

hitlodeo dijo...

Parece que el fin de semana ha sido bueno.
Como deben de ser.
Me alegro de que lo hayas disfrutado

Sol dijo...

Como todos los fines de semana, Hit...Por el sólo hecho de que son fines de semana.
Tú tampoco lo has pasado tan mal con tus pichones ;)

Ernesto dijo...

Hay que dejarse rescatar cuando surge alguien que lo intenta, y después (o mejor, mientras) se produce, vivirlo con todos los sentidos, dejándose llevar por las sensaciones.

Que la semana continúe igual.

Besos

Sol dijo...

Gracias Ernesto. La semana, por ser semana, está llena de preocupaciones. 12 horas de trabajo, obligaciones, etc. Pero luego vienen 12 horas de dejarse llevar por las sensaciones...Claro, también hay que dormir...
Un abrazo
Sol