De pronto me vienen las ganas de ser absolutamente honesta y escribir esto: las personas optimistas me desagradan sobremanera. Esas que ante las situaciones más adversas dicen con una estúpida sonrisa en los labios "siempre que llovió, paró". Una afirmación bastante infantil ya que si nunca hubiese parado, luego que empezara a llover, en vez de pulmones tendríamos branquias. Claro, seríamos peces, lo que se constituiría en un alivio porque los peces no hablan y me evitaría tener que escuchar tanta estupidez optimista diariamente.
Así es, ya no puedo más disimular, junto a los optimistas odio a los políticamente correctos, a los que votan por moda y no por convicciones, a los que se desesperan recolectando medicamentos y alimentos cuando hay un terremoto en el país más lejano y desprecian a los "mugrosos indigentes" que viven a la vuelta de la esquina. Odio a los incapaces de ver sus propias capacidades limitadas. Odio a los lindos que además de lindos son inteligentes y sensibles. Odio a los que se dicen a favor de la diversidad sexual, pero que se escandalizan ante la posibilidad del casamiento gay. A los que están contra el aborto y le pagan la mejor clínica a su amante joven para que se deshaga de la cogida sin forro. A los hipócritas que se dicen a favor de la diversidad racial y cuando un negro le pasa al costado tiene miedo que sea un ladrón, violador y degenerado. A los que creen en los estúpidos horóscopos y, por si acaso, van a misa los domingos. A los padres abusadores y golpeadores. A las madres castradoras. A los que se enlistan en las filas de la protección del derecho de los animales y tienen un perro en un apartamento de 30 m2. Odio a los avaros por estúpidos: pasan su vida ahorrando sin gastar un centavo y se mueren viejos y solos. ¡Qué estúpidos! No se dan cuenta que cuando la muerte venga no hay nada del otro lado, solamente gusanos que engordarán sus gelatinosos cuerpos con su enmagrecido ser de muerto de hambre por avaricia. Odio a los que se sientan horas frente a un televisor viendo mierda. Odio a los que miran los programas de chimentos, a los que miran Tinelli y desprecian a viva voz los canales culturales porque son aburridos. A los que siendo alfabetizados nunca se propusieron leer un buen libro. A los que eligiendo leer, digieren la mierda escrita por Paulo Coelho y se saben sus ridículas frases de memoria.Odio a los hipócritas, optimistas, avaros, racistas, clasistas, lindos, ignorantes, golpeadores, abusadores, castradores, farsantes y a los 6 mil millones de directores técnicos distribuidos por este estúpido mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario