Lo mejor de hacerse mayorcita es no sentir vergüenza de sacarse los zapatos en la Rue Royale y caminar tranquilamente hasta la puerta del hotel. Podría no hablerlo hecho, pero la satisfacción de hacer estupideces a esta edad fue casi mística. Claro, sólo a mi se me ocurre ir de tacos a recorrer el Louvre y volver caminando bordeando el Sena. Afortunadamente, los años también traen sapiencia: fue la primera y última vez que lo hice...Bueno, no estoy tan segura que sea la última.
domingo, agosto 14, 2011
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