Lo mejor del tiempo que pasa, de las canas que aparecen, de las carnes que se aflojan, de las mañas que dominan, de las arrugas que marcan, es saber que siempre estarán ahí para apaciguar mi atormentado espíritu, para hacerme creer que si aún están cerca es porque mucho he hecho para merecerlos.
Gracias a mi viejo ausente pero guía eterno, mi madrecita vieja y amada, mi adorada hermana y fuente de equilibrio Karina, mis hermosos sobrinos, mi espiritual y sanadora Agnes, mi pragmática Claudia, mi incansable y maternal Dami, mi racional e irónica Noel, mi hermana blanca de hermosos ojos Karina Chappe, mi compañera de todas las noches Saba.
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