Días complejos, turbados, en los que el desasosiego me incomoda y me hace pensar demasiado. Mi batalla imaginaria contra la depresión me mantiene siempre en vilo, deambulando entre el bienestar que siento casi siempre y el temor de no volver a sentirlo.
Ayer tuve una velada para festejar la visita de un amigo, que hace muchos años se fue a vivir a Israel, y de paso, despedir a uno que se va unos meses a América Central.
Desde que padezco depresión, pienso mucho más de lo que actúo y actúo casi siempre sin pensar. Anoche me fue difícil solamente disfrutar el momento con gente, algunos muy amigos, otros no tanto. Los conozco desde hace más de quince años y pareciera que para muchos de ellos el tiempo haya decidido rejuvenecerlos, vuelto cada vez más felices y hermosos. Sobre mi ser, al contrario, pasó demasiado tiempo y dejó marcas de vejez que ya no las puedo borrar...afortunada sería si fuera como las palabras, ésas que sí se lleva el tiempo.
Por segunda vez en mi historia de vida me siento desconforme con mi cuerpo. Desde hace dos años, lucho desesperadamente recuperar los 11 kilos perdidos y ahora que casi logro mi peso natural, pues, ya no es este cuerpo el mismo de antes!
Día complejo y turbado...
El calor no ha decidido aparecerse por estas latitudes, pero sobre mi mesa ya hay un ramo de jazmines. Mi gata lo huele desde el sillón y en cualquier momento, saltará sobre la mesa e intentará comérselo.
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