Por alguna razón que desconozco, entre la encerada del piso y mi intención de trabajar en casa, se interpusieron casi diez horas de sueño …
Entre las 9 de la noche y las 6 de la mañana pasó algo…Recuerdo poco de eso.
Salí de trabajar a las 5 para llegar a la empresa que nos hace el ploteo antes que cerrara. Mi secretaria, compañera de todos los días, administradora, contadora, gestora y etc. etc. etc. está de licencia (nota: recordar no darle nunca más licencia a Laura). Como decidí que el verano y el mes no tendrían influencia sobre mi productividad, envié el archivo por correo electrónico (fantástico mundo de la tecnología), esto permitiría ahorrar el tiempo muerto de la eterna espera de 20 minutos a que imprimieran la gigantografía para llevarla a la cuadrería. Salí a las 5 y poco, me tomé un ómnibus, podía ir caminando pero demoraría más que ir de ómnibus…demoré un poco más: por alguna razón que aún desconozco (y no me interesa descubrir) 18 de julio estaba cerrada a la altura de la parada donde debía descender. Ley de Murphy (nota: descubrir quién es ese Murphy para enviarle un mensaje obsceno). El ómnibus desvía por la calle San José (puta carajo hubiera ido caminando!).
Llego a la bendita casa de ploteo y (¡oh qué extraño!) el correo electrónico que había enviado a las dos de la tarde no llegó (por supuesto que había llamado por teléfono antes de irme porque sabía que algo así pasaría pero el teléfono estaba extrañamente fuera de servicio…). “No nos llegó nada, tendrá que traernos el archivo”. “No puedo volver a la oficina ahora”, fue mi respuesta. (“¿Pero qué te pasa pendejo? son las 17:28 y cierran a las 18:00!” ) Entre la colosal puteada mental que le propiné y una sonrisa de “alguna solución encontraremos” pasaron casi 39 minutos (religiosamente verificados en el reloj del celular…porque nunca llevo reloj en el pulso…ni otro reloj).
A las 6:03 me entregan el ploteo, les pago, hasta me da el ánimo para desearle un “muy buen año”. Me voy con la lámina para la cuadrería y no sé por qué puta razón siempre me confundo de calle y pienso que la calle Yi es después de la calle Cuareim…pero eso solamente en mi característico despiste de vivir. Cuando camino dos cuadras me doy cuenta que estoy más cerca de mi casa que de la cuadreria… Bajo una cuadra hasta Mercedes (alguien me saludó y no le contesté) y vuelvo tres cuadras hasta Yi. Cuadrería abierta, lámina entregada. “¿A qué hora estará pronto?”, “Al mediodía”, “Perfecto, mañana, llamo antes de venir. Feliz año”…Estoy segura que no estará pronta al mediodía, pero dejó de ser mi problema.
Me voy a casa, pero antes comprar la tierra y maceta para la planta. Llego a casa, besos a mi gata, planto la planta (le rompo una hermosa hoja sin querer…¡puta carajo!). Tengo que salir a hacer compras, estoy segura que me olvidé de comprar lo que tenía que comprar, pero llego a casa con una botella de delicioso malbec. Entre el descorche de la botella y ahora, recuerdo muy poco lo que pasó…Mierda ¿me habré embriagado?
Recuerdo: 1) estar en el trabajo, salir más temprano para aprovechar el tiempo para trabajar en algunas imágenes en casa, 2) perder mucho tiempo entre el desvío de la calle 18 de julio y el desvío mental de los chicos de la casa de impresión, 3) llegar a casa, enmacetar la planta, descorchar el vino, transferirlo para el decanter, servirme una copa, comer algunos bonbones, 4) limpiar la cocina, 5) descolgar la ropa de la cuerda, 6) doblar la ropa que había entrado el día anterior y que aún “descansaba" en la silla que me traje del Congo, 7) verificar si las películas de Woody Allen estaban bajando bien, 8) barrer, 9) contestar mensajes que llegaron al teléfono móvil, 10) tomar la enceradora y desahogar todas las puteadas mentales en el piso, 11) dejar el piso tan brillante como un espejo…
Después de eso ya no recuerdo mucho. Recién me despierto, son las 6:27 de la mañana…debería estar despertándome en una hora...pero me dormí sin querer. Programo el despertador para las 8:00. Me siento a escribir. Me duele la panza. Escribo esto que voy a postear. Apago el celular (me despertaré cuando me despierte). Tendré que volver a dormirme. Amaneció, los pájaros de la vecina ya están despiertos. No hice la presentación que quería hacerla en casa porque en mi oficina no dispongo de los programas necesarios…pero ¡qué puta carajo, no me pagan por trabajar en casa!
Es todo, volveré a dormir.
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