El inconsciente me ha jugado en contra: algo había escrito Henrique Fialho sobre esto aquí Raridade, con su característica genialidad, claro. En defensa de este plagio diré que mi admiración por las letras de este fantástico escritor portugués me han jugado una mala pasada. Dejo el post, entonces, por la inocencia del acto y los hermosos ojos de Saba.
En general, existe una armonía negociada en la convivencia entre Saba y yo. Yo no me inmiscuyo en sus asuntos felinos y ella poco interés tiene en mis asuntos neuróticos. En muy contadas ocasiones, raramente, cuando estoy despertándome de una siesta larga y reparadora la encuentro acostada a mi lado, con su cabeza muy próxima a la mía. Le digo algo y ella posa su patita sobre mi mejilla. Raramente, en muy contadas ocasiones, luego del comienzo del ronroneo, me lame la mano. Intuyo que quiere comunicarme su bienestar de compartir su vida conmigo: con una neurótica que no le invade su territorio felino y que raramente, en muy contadas ocasiones, permite que invadan su territorio humano.
1 comentario:
Oops! Algo parecido había escrito Henrique Fialho en su Antologia do esquecimento...pero no fue un plagio consciente...
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